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sábado, 26 de junio de 2010

¡Que alguien calle a ese canario!



Hincha el pecho, prepara su pico, yergue sus patas, y lanza su cantar. No le importa que sean las siete de la mañana, No le importa lo más mínimo.

No sé si el canario que vive en mi casa tiene alma de artista sin horarios, o su preocupación es la de no dejar descansar a nadie. Pero nunca le parece que ha cantado suficiente. Por la mañana, a mediodía, por la tarde mientras ves la tele, cuando llaman por teléfono... Cualquier momento es bueno para desplegar su : tititi pipipiri pi fiufiu interminable, con el que a veces intenta llamar la atención. No sé si es macho y busca hembra, o si es hembra y busca macho, por eso de que el sexo condiciona el comportamiento, el humano y el de los animales.

Le puse de nombre Luciano Pavarotti, el tenor. Curiosa palabra, la de tenor, a mi de pequeño me recordaba a un tenedor. Un tenedor cantarín, con 4 dientes. Pues bien, Luciano Pavarotti no tiene horarios. ¡Gracias por despertarme media hora antes de lo debido! Media hora menos de descanso, mamoncete amarillo.

Lo más curioso del caso es que no todos los canarios son así de plastidecors. Este es el tercero que tiene mi madre, en un plazo de medio año. Los otros eran muy silenciosos, quizás un poco enfermitos. Pero este está hecho un toro. No canta mal, pero es cansino. Como si la radio pusiese siempre la misma canción por muy buena que sea. Por ejemplo, I've got a feeling. "Qué canción más buena, qué buen rollo da". Pues no. "Hola, soy Toni Aguilar, de los 40 principales. Esta semana repite en el número 1, bueno, y en el 2, 3, 4, ... 40 I've got a feeling". Y ponen la canción una y otra vez. Algo parecido a cómo hacen los niños con las películas de vídeo (ahora DVD). La repiten una y otra vez. Saber qué va a pasar es mucho más placentero para ellos que el factor sorpresa. Y repiten los diálogos, again and again. Cómo mi hermano y yo con Los Rescatadores en Cangurolandia, aún recuerdo al Albatros preparándose para el rescate: "flexiones!... Bueno, con una basta". Pues eso, que el canario es un cansino.

No lo saco al balcón, por que mucha exposición al sol no es buena. Y si le digo que se calle, me hace caso sólo un rato (lo juro que es verdad). Ahora mismo, mientras escribo esto sigue cantando, y mientras lo lees, seguramente también. Así que, ¡que siga la fiesta, maldito canario!

1 comentario:

  1. Víctor, se te va la pinza ya, eh??!! jajaja "Un tenedor cantarín, con 4 dientes", mi futuro grupo de FB será ese... jajaja.

    Pobre canario, lo que tiene que aguantar! ;-)

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