El sabor de la montaña

Es lo que pasa: que la primera vez te lo pasas bien, y la segunda vez que te tiras ladera abajo, pues te emocionas. Y eso es justo lo que me pasó a mí.

No recuerdo muy bien el nombre que le daban a estos karts, pero después de hacer una interesante ruta por la montaña (aprendimos hasta el nombre de una venenosa flor, la .tora, que está por todas partes...) me apetecía subirme. La cabra tira al monte.



Y bueno, el resto ya es lo que se puede ver en el vídeo! 

Miconos y Santorini

Miconos y Santorini: playas de ensueño, vistas espectaculares, tranquilidad y ajetreo y alguna que otra tontería.

Mi pizza, me la robaron, estando de romería.

Una pizza. Un pizzero. Una cara sonriente. Pose castiza, mano sobre la cintura y pala sobre el hombro. Con la mirada fija hacia el respetable y sin dejar de enseñar la dentición. De fondo el coliseo de Roma (hablamos de pizzas, amigos) y de cara una fuente descomunal de tomate y un horno a leña. Y lo mejor, el retrato. No hablamos de parecido razonable con el cantante almeriense. Hablamos de homenaje.

La clave para entender a las mujeres.

Aunque no es una plataforma que use mucho, hace algún tiempo descubrí Vine.
Permite publicar vídeos de 6 segundos, en bucle, pero se ha convertido en una divertida red social de mini chistes audiovisuales y un vívero de auténticos talentos.



A ver si el problema no van a ser ellas...

"Yo le di la mano al arzobispo en la cárcel"

Esta afirmación es cierta. Yo estaba en la cárcel, el entonces arzobispo de Valencia Carlos Osoro también estaba allí, y nos dimos la mano.

Afortunadamente, tanto él como yo, estábamos de paso. Yo estaba trabajando en Canal 9, y nos mandaron a grabar unas imágenes de la entrada de la "Cruz de los Jóvenes" en el centro penitenciario de Picassent . Al parecer, se trata de un crucifjio que va recorriendo varios países, y es también conocida como la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud. Nos acreditamos con anterioridad, acudimos con tiempo, y pasamos las distintas puertas con rejas automáticas que van cerrándose a tu paso mientras vas accediendo al interior de la prisión.

La Cruz fue portada por varios reclusos, al parecer jóvenes condenados por delitos sin sangre. Allí acudió monseñor Carlos Osoro, participó de la misa, y accedió a que le grabaramos unas declaraciones. Al finalizar, le di la mano como saludo, y agredecí su colaboración.

Nunca jamás me había planteado, ni conocía, ni había oído de qué manera debe uno saludar a un arzobispo. Quién sí estaba mejor informado era Luis, que además de cámara es un apasionado de las letras, la gastronomía, y un montón de cosas interesantes. Él me advirtió, a posteriori y en petit comité de mi error de protocolo. Resulta que a un arzobispo no se le puede dar la mano: o bien se despide uno con un par de palabras o se besa el anillo con la reverencia que corresponda. Sin embargo, nada en la reacción del representante de la iglesia me hizo creer que yo había cometido un error, o que él se hubiera disgustado.

Ese es el problema de ser agnóstico y republicano: que uno no sabe ya ni a quién rendir pleitesía.

Esta anécdota me viene a la cabeza porque recientemente monseñor Carlos Osoro ha cambiado la diócesis de Valencia por la de Madrid, y ha recibido varias muestras de agradecimiento en su despedida. Un ejemplo de su actitud fueron los gestos que tuvo con el uso del valenciano, tan olvidado en los oficios católicos. De él se ha dicho, además, que es una persona afable y dialogante.

De mi primer día en una cárcel (esto es real: el segundo fue para grabar un partido de futbito) recuerdo aquella cruz de madera, sobre las que los reclusos pusieron varios trozos de papel con sus deseos. Libertad y família eran los más repetidos. También recuerdo que sólo les pudimos sacar de espaldas, aunque a algunos les hizo bastante ilusión que hubiera ido la televisión. Me sorprendió su aspecto (suena ridículo decirlo, era normal),  y su actitud: se mostraban como si estuvieran entre amigos, gastándose bromas entre ellos, como intentando olvidar que cumplían condena.

De este vídeo no guardo imágenes (finalmente quedó en una cola o plató), pero sí del segundo (una liguilla entre equipos de internos y de gente que vive en libertad). Volviéndola a repasar me he llevado una sorpresa.

¿Le gustará a Blasco el fútbol sala?

Legado de Tibu, de Víctor Rey

Reportaje del Palau Ducal

En este vídeo podéis conocer por dentro el Palau ducal de Gandia, quizás el edificio histórico más importante de esta ciudad. Descubriremos su interior gracias a algunos de los que fueran sus ilustres moradores.

El grupo de guías del Palau realiza una serie de visitas teatralizadas muy interesantes. Podéis ver un fragmento en el vídeo que realiza Visit TV, un proyecto de programación en canal cerrado en hoteles, en el cual estoy colaborando. Es un proyecto novedoso, que da al turista directamente en su habitación  las mejores propuestas de lo que va encontrar muy cerca de dónde se aloja.

Sevilla en dos minutos

Aquí os dejo un fin de semana en Sevilla resumido en 1:50. Los Alcázares, Plaza de España,... Toca las palmas y a disfrutar!

Antes muerta que sencilla (real version)

VISTO EN UN AVIÓN

Que tu avión tenga un problema y el piloto deba hacer un aterrizaje de emergencia en medio del océano no es lo peor que te podría pasar, cari. Lo peor sería que te vieran las bragas los que salieran antes que tú del avión. En caso de un amerizaje "con faldas y a lo loco", las pasajeras pueden encontrar en los respaldos de los asientos del avión unas indicaciones, en el universal lenguaje de los dibujitos, para no perder la vida pero tampoco el estilo.

1. Salir del aparato, con los brazos extendidos, y tomar posición. El pelo suelto, para que luzca.

2. Tirarse por la colchoneta / tobogán perezoso del Aquasol, ,con las manos sobre las rodillas, a pierna cambiada. Así no se levantará la falda y no se mostrará la ropa interior (blanca, negra o nude). En la parte superior derecha hay un dibujo con más detalle, para no fallar en su propósito.

3. Bajar y andar sobre las aguas, o en su defecto algún tipo de superfície más estable, con el antebrazo izquierdo subido y la mano bajada, a lo "o sea, que pase el siguiente".

¿Para cuando una versión masculina?

Son mis amigos

Recientemente pasaron por el altar una pareja de amigos (ya van unas cuantas), y en esta ocasión tuvimos la paciencia y la suerte de poderles hacer este vídeo, que yo mismo edité.


La idea surgió tras una cena (a la que, evidentemente, no invitamos a los novios), en la que nos proponíamos poner mis conocimientos de edición de vídeo (claramente desperdiciados) al servicio de estos dos pobres corderitos.
Buscamos una canción que hablase de nosotros (así matábamos dos pájaros de un tiro) y pensamos en adaptarla. Como éramos sus amigos, pensamos en la canción "son mis amigos", claro. Luego descubrimos que el título es, en realidad, "Marta, Sebas, Guille, y los demás", lo que viene a ser casi la mitad de la letra de la canción. Bueno, aún así, nos valía. Pero no estábamos por la labor de cantar.

Cuando estábamos a punto de tirar la toalla, mi amigo Aitor encontró una solución. Como buen fallero, se curró una adaptación personal y "atracó" a una amiga para que nos pusiera letra y música, plagiando sin vergüenza alguna a Amaral (por favor, id mucho a sus conciertos).

Para coordinar el equipo de 15 personas que íbamos a salir en el video clip (3 países y 5 ciudades distintas, si es que a Torrent se le puede considerar ciudad), establecimos un plan de rodaje. Distribuimos una copia a cada equipo desplazado (Sergio fue nuestro cámara en América del Sur, Rafa en l'Horta Sur, ...). Después cada uno hizo lo que le dio la gana, y algunos hasta se saltaron un poco la letra, pero al final teníamos carrete suficiente para hacer el montaje.

Mención a parte merece la grabación en el parque de cabecera a las 9 de la mañana de un domingo, todo un madrugón para poder grabar solos, sin pasar ninguna vergüenza (por eso, y porque la luz es mucho mejor a esas horas, claro está).

El vídeo tuvo varias versiones, algunos remiendos me llevaron loco, pero al final conseguimos un resultado bastante bueno, con la misma calidad de imagen que la grabación, algunos hallazgos técnicos y una carga emocional que riéte tú del final de "Los Puentes de Madison".