Es la moda a pie de calle. Mientras haces shopping a media tarde, nada más salir de cenar, o a mediodía cuando calienta el sol: tómate un yogur. Pero un yogur guay, helado, con toppings (cosas por encima), y trozos de chuches. El yogur está de moda, y yo lo flipo.
De moda pueden ponerse los tocados, el estampado a cuadros, los leggins o los auriculares tamaño xxl. Pero que se ponga de moda algo tan viejo como el yogur, ya tiene mérito. ¿Lograrán poner de moda, no sé, el ketchup? ¿Los cacahuetes? ¿La gaseosa? Bueno, tampoco me extrañaría: consiguieron poner de moda las zapatillas de lona y los gin-tonics. Se lo montan muy bien.
No puede ser más simple: el yogur, el paradigma del mondismo y lirondismo. La maquinaria del marketing está bien engrasada. Un yogur en el super me cuesta 12 céntimos. En una moderna yogurtería, helado y con topping... mínimo 2 euros. Sale muuuuuuy a cuenta.
Hace poco, paseando por el centro, descubría una nueva yogurtería. De hecho, surgen a decenas, como los champiñones. Ésta es pequeña, pero la acera es tan estrecha que entras sin quererlo.
De acuerdo, no está mal del todo la moda. El yogur mola mucho, es sano y está bueno. De hecho, mientras os cuento esto me dan ganas a ir a una de esas yogurterías y pillarme el más grande, el de 4 eurazos (dinero con el que me compraría yogures durante todo un trimestre). Tengo la imagen en mi subconsciente, ha calado el mensaje hipodérmicamente. El sistema nos ha marcado un golazo.
"Es que la gracia está en los toppings", me comentan. Acabáramos. Los hay de mil formas (daditos, virutas, trozos) colores (lentejas multicolores),y tamaños (esto no lo tengo tan claro, pero había que acabar la trilogía de alguna manera). En realidad no nos venden toppings... no venden emociones!!! ¿Qué es e l L-Casei? Una sensación: me cuido y prevengo. ¿El bifidus? Una etiqueta. ¿Y los ácidos Omegas? Una medalla. Buscamos emociones fuertes, y las podemos encontrar pegados a un yogur. La nueva religión del presente se llama consumo y no les vale con que te comas un yogur... tienes que pagar 4 eurazos por él! Elige tus toppings!
De moda pueden ponerse los tocados, el estampado a cuadros, los leggins o los auriculares tamaño xxl. Pero que se ponga de moda algo tan viejo como el yogur, ya tiene mérito. ¿Lograrán poner de moda, no sé, el ketchup? ¿Los cacahuetes? ¿La gaseosa? Bueno, tampoco me extrañaría: consiguieron poner de moda las zapatillas de lona y los gin-tonics. Se lo montan muy bien.
No puede ser más simple: el yogur, el paradigma del mondismo y lirondismo. La maquinaria del marketing está bien engrasada. Un yogur en el super me cuesta 12 céntimos. En una moderna yogurtería, helado y con topping... mínimo 2 euros. Sale muuuuuuy a cuenta.
Hace poco, paseando por el centro, descubría una nueva yogurtería. De hecho, surgen a decenas, como los champiñones. Ésta es pequeña, pero la acera es tan estrecha que entras sin quererlo.
De acuerdo, no está mal del todo la moda. El yogur mola mucho, es sano y está bueno. De hecho, mientras os cuento esto me dan ganas a ir a una de esas yogurterías y pillarme el más grande, el de 4 eurazos (dinero con el que me compraría yogures durante todo un trimestre). Tengo la imagen en mi subconsciente, ha calado el mensaje hipodérmicamente. El sistema nos ha marcado un golazo.
"Es que la gracia está en los toppings", me comentan. Acabáramos. Los hay de mil formas (daditos, virutas, trozos) colores (lentejas multicolores),y tamaños (esto no lo tengo tan claro, pero había que acabar la trilogía de alguna manera). En realidad no nos venden toppings... no venden emociones!!! ¿Qué es e l L-Casei? Una sensación: me cuido y prevengo. ¿El bifidus? Una etiqueta. ¿Y los ácidos Omegas? Una medalla. Buscamos emociones fuertes, y las podemos encontrar pegados a un yogur. La nueva religión del presente se llama consumo y no les vale con que te comas un yogur... tienes que pagar 4 eurazos por él! Elige tus toppings!
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