Marroncico, con aspecto de sucio, y con alguna mancha fosilizada en su interior: así es el papel reciclado con que hacíamos exámenes en la Universidad. Hace años que no veo uno de ellos. Pregunto en las imprentas, y apenas se venden. Son más sucios pero más limpios, más sostenibles pero más caros. El papel reciclado es un handicap para entregar un trabajo de clase y conseguir buena nota en el apartado "presentación y limpieza". Ahí terminó sus días: en los centros educativos y universidades. ¿Quién mató al papel reciclado?
Nadie! Contesta una de las asistentes a nuestras habituales reuniones de intelectuales (en realidad se trata de cenas de tapeo). La Do Gaga asegura que se sigue utilizando... en la universidad. El papel reciclado es como Guti: una eterna promesa que se emborrachó de éxito... se fue el éxito y se quedó el resto.
A lo que vamos. Les adelanté a mis amigos cuál sería la siguiente entrada del blog, y ya la estaban desmontando. Pues de eso nada. Y decidí documentarme.
El papel reciclado consume el 10 por ciento d agua y contamina 4 veces menos que la conocida como pasta virgen. Hasta que llegamos a este punto, amamos al papel reciclado. Pero no es perfecto: es más frágil y no vale para fotocopias e impresiones, si no es "cortado" con pasta virgen. El cartón reciclado sí es guay. Tiene una "pureza" del 90 por ciento. El papel de periódico contiene un 70 por ciento de reciclado, justo el triple que el resto de papel para escritura. ¿Qué es lo que más difícil hace el reciclado? Pues los restos de colas como etiquetas o sellos.
Conclusión: el papel reciclado no ha muerto: se ha ido a vivir a otro sitio, dónde no sepan que es reciclado y pueda codearse con carísimos papeles impolutos, para conseguir un 10 en la presentación de un trabajo escrito a mano a doble espacio y con tintas de 3 colores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario